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El abandono del Pacífico

En el suroccidente de Colombia se encuentran dos regiones PDET de gran importancia para el país. Geoestratégicamente localizadas, las regiones de Pacífico Medio y Pacífico y Frontera Nariñense cuentan entre sus municipios a los dos principales puertos sobre el océano Pacífico: Buenaventura y Tumaco.

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En el suroccidente de Colombia se encuentran dos regiones PDET de gran importancia para el país. Geoestratégicamente localizadas, las regiones de Pacífico Medio y Pacífico y Frontera Nariñense cuentan entre sus municipios a los dos principales puertos sobre el océano Pacífico: Buenaventura y Tumaco. Ambos conectados con la vía panamericana, que enlaza la frontera del Ecuador con centros productivos como Cali, Medellín y el puerto de Turbo en el Caribe. Infortunadamente, ambos PDET son regiones con una presencia indiferente del sector privado.

De la región del Pacifico Medio hacen parte tres municipios del departamento del Cauca y Buenaventura, del Valle del Cauca, donde está situado el puerto más importante de Colombia sobre el Pacífico. Por su parte, Pacífico y frontera Nariñense esta conformado por once municipios del noroccidente del departamento de Nariño, una región productiva que lucha constantemente por romper el estigma histórico que la acompaña, pues ha minado la inversión privada.

De acuerdo con la información presentada por el Observatorio de Inversión Privada, ambas regiones se ubican en las últimas posiciones del ranking de variación en la creación de empresas entre 2016 y 2019, presentando variaciones de -17% en Pacífico Medio y -90% en el caso de Pacífico y frontera Nariñense. Esta última, además, presenta la peor tasa de supervivencia empresarial comparada con las otras 15 regiones PDET, no superando el 10%.

Las cifras no solo evidencian que en estas regiones hace falta empresa, sino que, además, el esfuerzo de los sectores público y privado parecen haberse frustrado no solo durante la pandemia. Estos son territorios en los que la diversidad cultural y la presencia de pueblos indígenas y personas afro, en lugar de potenciarse como patrimonio regional, es fuente de conflicto. No sin mencionar que, en vez de buscar el desarrollo a través de los dos puertos más importantes sobre el Pacífico, el sector privado parece ser indiferente a lo que ocurre en su entorno.

Los PDET del suroccidente colombiano necesitan más empresarios que estén dispuestos a hacer apuestas regionales de largo plazo que promuevan oportunidades legales para los jóvenes, el futuro de la región. Además, se requiere con urgencia hacer frente a la ilegalidad y a los conflictos sociales que, con indolencia, han sido omitidos en las agendas publicas y privadas.

Factores como el incesante asesinato de líderes sociales, el reclutamiento de jóvenes en mafias narcotraficantes, comentarios sobre carteles multinacionales con presencia en la región, y el hecho que la gente viva en la miseria en un entorno cercano a ser la puerta del comercio internacional del país, es intolerable. Se necesitan empresas en el Pacífico colombiano, así como gerencia financiera para que los recursos millonarios que deben producir los puertos tengan impacto en su entorno. Por eso, es tan importante mencionar proyectos como la planta regasificadora del pacífico, una iniciativa que demuestra el compromiso de promover transformaciones en la región, además de favorecer la seguridad energética del país.

El sector privado no puede permanecer indiferente ante la decadencia de una de las regiones más ricas cultural y comercialmente del país, además de contar con el mayor potencial para generar prosperidad. Desde quienes tienen influencia sobre las operaciones portuarias, empresarios importadores y exportadores, prestadores de servicios logísticos, turísticos, entre otros, el sector privado tiene que demostrar su capacidad para trasformar territorios, para demandar la presencia del Estado, su oferta social, así como la garantía de las instituciones democráticas.

Ante las posibilidades y el potencial del Pacífico en el suroccidente colombiano, las empresas deben asumir su rol como agentes de cambio y patrimonio de la sociedad. De lo contrario, la debacle de las regiones de Pacífico medio y Pacifico y frontera Nariñense será nuestro fracaso como sociedad y nación.

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La función social de la empresa en los PDET

Crear empresa es una muestra de optimismo, es la evidencia de que hay una oportunidad que está siendo aprovechada y que tiene posibilidades de mantenerse en el tiempo.

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Crear empresa es una muestra de optimismo, es la evidencia de que hay una oportunidad que está siendo aprovechada y que tiene posibilidades de mantenerse en el tiempo. En el mejor de los casos, generando riqueza, empleo y consumo donde surgen los emprendimientos. Sin importar la escala, por pequeño que sea, una empresa puede cambiar la realidad de una familia, y en la medida en que crezca y genere empleos, comienza a transformar su entorno.

Es normal que no todos los emprendimientos prosperen, muchas de estas iniciativas parten de supuestos equivocados, son poco innovadoras o pretenden insertarse en mercados altamente complejos. Sin embargo, el 2020 en los PDET ha sido implacable con las mipymes (micro, pequeñas y mediana empresas), aquellas que componen alrededor del 90% del tejido empresarial en estas regiones.

Según Confecámaras, en 2019, las microempresas registraron una tasa de supervivencia del 34,4% para los cinco primeros años, en tanto las empresas que inician su actividad económica con un tamaño pequeño registran una tasa de 67,2%. En los municipios PDET, la realidad dista un poco de este promedio pues para 2019 la tasa de supervivencia de las empresas en estos municipios era de 58%. Sin embargo, durante el primer semestre de 2020 tanto la creación de empresas como la tasa de supervivencia cayeron en estos municipios de manera abrupta, hasta alcanzar el 28%.

La mortandad de empresas en las regiones, que además han sido las más afectadas por la violencia y la pobreza en Colombia, ha tenido un impacto social devastador. Detrás de cada empresa que dejó de funcionar hay una familia que perdió su capacidad de generar ingresos, que dejó de consumir y esta realidad hay que multiplicarla por el número de empleos que generaran las empresas que ya no existen.

Precisamente, al hablar de la función social de la empresa privada en los municipios PDET, no sólo se hace referencia a los $152.000 millones que, según el IISP, invierten grandes compañías por la vía de responsabilidad social, se habla de las mipyme. Se habla de la capacidad del tejido empresarial local de generar dinámicas que permitan a los pequeños negocios contratar, pagar salarios dignos, invertir en su crecimiento, consumir dentro de la región y pagar impuestos locales para que los gobierno municipales tengan recursos de inversión. En la medida en que esto ocurra, la empresa privada cumple con una función social en regiones donde el legado de la violencia, la pobreza y el abandono del Estado las mantuvo al margen de importantes procesos de desarrollo en Colombia durante las últimas décadas. Si bien los diferentes indicadores del Observatorio de Inversión Privada dejan ver que desde 2016 esta situación estaba cambiando, la fragilidad del sector privado en las zonas más afectadas por la violencia y la pobreza se expresó en 2020.

Para el Gobierno Nacional, la empresa privada, específicamente el tejido empresarial en las regiones PDET, es un vehículo de impacto y cambio social sin precedentes. Los empresarios han expresado en los Encuentros Regionales de Inversión Privada que más que subsidios, esperan que en las regiones se den condiciones habilitantes para hacer uso de los incentivos para emprender y sostener empresas. Esperan que se den las condiciones mínimas para poder hacer negocios. Si se crean empresas en los municipios PDET, si tienen acceso a capital semilla, a financiación de inversiones para crecer, y a mercados cercanos, la realidad en las regiones tiene posibilidades de impulsar crecimiento y cambio de manera endógena.

En manos del tejido empresarial en estas regiones está la clave para acelerar su transición, de la capacidad de las empresas de cumplir con su función social depende el cambio en la calidad de vida de emprendedores que han dejado de crear empresas, de empleos que se han dejado de brindar y de negocios que han dejado de generar mercados con proyecciones hacia el crecimiento en las regiones.

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Créditos en PDET para la reactivación y la superación de la pobreza

Recientemente, como parte de las medidas tomadas para la reactivación económica y para la protección del empleo, el Gobierno Nacional presentó 12 productos de financiamiento empresarial enfocados en las micro, pequeñas y medianas unidades productivas afectadas por el Covid-19.

Recientemente, como parte de las medidas tomadas para la reactivación económica y para la protección del empleo, el Gobierno Nacional presentó 12 productos de financiamiento empresarial enfocados en las micro, pequeñas y medianas unidades productivas afectadas por el Covid-19. Estas medidas sumadas, por ejemplo, a los del subsidio de la nómina, han permitido que muchas MiPymes puedan hacer una gestión más eficiente de su caja de cara a los efectos que ha dejado sobre el sector privado la pandemia. En el caso del tejido empresarial en los municipios PDET, los auxilios han sido poco efectivos.

Los resultados del Observatorio de Inversión Privada (consulte aquí los indicadores) dejan ver que menos de un tercio de las empresas creadas entre 2014 y 2019 renovaron su matricula mercantil ante las cámaras de comercio con jurisdicción sobre los 170 municipios del Programa de Desarrollo con Enfoque Territorial, donde la gran mayoría de las unidades productivas son (o eran) micro y pequeñas empresas. Los empresarios, consultados en el marco de los Encuentros regionales de inversión privada, han manifestado que, aunque los auxilios y herramientas propuestas por el gobierno son adecuadas, difícilmente llegan a estos territorios, en parte porque están diseñados para los negocios con mayor músculo financiero, es decir, las grandes empresas.

Adicionalmente, el indicador de acceso al crédito deja ver que la colocación de cartera en estas regiones es básicamente créditos de consumo y microcréditos. Lo que deja ver que la oferta financiera en los PDET se usa básicamente para la solución de afujias por parte de los usuarios y escasamente para la compra de activos o inversiones. Esta tendencia en la adquisición de créditos también se debe a que son los que menos requisitos solicita. De acuerdo con Yitcy Becerra, gerente de Acopi - Valle, solo el 10% de las microempresas han tenido acceso a los alivios financieros del gobierno, porque es muy difícil para el promedio de las compañías cumplir los requisitos de la banca.

Los empresarios en los PDET, las zonas más afectadas por la violencia y la pobreza han manifestado que buscan alternativas que les permitan sostener sus empresas, mantener la nómina y poder hacer parte de las cadenas de valor en la reactivación económica. Teniendo en cuenta cada empresa en PDET genera empleo formal y la posibilidad de consumir de una familia, éstas resultan ser un actor con una función social determinante que hoy duda sobre su capacidad de perdurar. En ese sentido, no se trata únicamente de crear la posibilidad de focalizar líneas de crédito en estos municipios, sino de dar un voto de confianza en medio de la incertidumbre del mercado que garantice la no quiebra de estos negocios, con incentivos financieros más tangibles, como por ejemplo dinero para capital del trabajo o capacitaciones para la mano de obra.

Según la Agencia para la Renovación del Territorio -ART-, en los PDET viven alrededor de 6,6 millones de colombianos, de los cuales menos de la tercera parte tienen acceso a una fuente de agua, 3 de cada 4 no cuentan con una vivienda digna y, el analfabetismo es tres veces el promedio nacional. La posibilidad de movilizar recursos financieros, en época de pandemia, es una oportunidad para ofrecer condiciones de desarrollo a las regiones y sus habitantes, o por lo menos no permitir que se deterioren. Sin embargo, las entidades bancarias, órgano privado y ajeno a las disposiciones del gobierno, son quienes deciden si se aprueban o no los créditos, limitando la posibilidad de supervivencia de las empresas, sus empleados y las familias que provee, socavando la brecha de pobreza en el territorio.

De la capacidad de la gente y de los empresarios en los PDET de contar con recursos que les permitan sostenerse y no dejar congelar las dinámicas comerciales y de consumo, depende en gran medida que puedan atenderse, desde las regiones, indicadores de pobreza por los que desafortunadamente se destacan estos territorios. Por esto, más allá de volver alcanzables los créditos y ayudas del gobierno, es importante fortalecer otras dimensiones importantes para el desarrollo de estas zonas. Si bien entre marzo y el octubre de 2020 se han desembolsado $8,78 billones en créditos con aval del FNG, que se concentran en Bogotá, el Valle y Antioquia, esto es solo un 5,7% de lo que la Superintendencia Financiera reporta que se han desembolsado en créditos (153 billones) durante el mismo periodo.

Frente a la posibilidad de que los PDET salgan fortalecidos de la crisis desatada por la pandemia, el Gobierno y agencias como iNNpulsa, Bancoledex, el Fondo Nacional de Garantías, Finagro y la flamante Comisión de Alto Nivel para el Financiamiento Empresarial, podrían evaluar el impacto tanto económico como social, que podrían tener los mecanismos para las MiPymes en la zonas más afectadas por la violencia, no solo para que subsistan, sino para que florezcan y ayuden a subsanar las brechas históricas que se han perpetuado en las regiones.

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Un bache en el ruta del crecimiento

Los resultados de la tercera edición del Observatorio de Inversión Privada muestran unos datos importantes como punto de partida para la creación de un diálogo entre actores interesados en promover el crecimiento del sector privado en municipios PDET.

Los resultados de la tercera edición del Observatorio de Inversión Privada muestran unos datos importantes como punto de partida para la creación de un diálogo entre actores interesados en promover el crecimiento del sector privado en municipios PDET. Históricamente, estos municipios han presenciado condiciones mínimas de favorabilidad para atraer inversión así como entornos difíciles de pobreza y violencia; sin embargo el tejido empresarial, aunque pequeño,  se ha mantenido resiliente.

Desde el lanzamiento del Programa de Desarrollo con Enfoque Territorial tanto el Estado como agencias de cooperación internacional y grandes empresas en Colombia han colaborado en este proceso de identificación de brechas, contextos y oportunidades en estos 170 municipios. Cómo muestra de una mayor dinámica, el Observatorio de Inversión Privada encontró que en los PDET se venía dando un importante avance en la capacidad de los municipios para generar recursos a través del recaudo de impuestos como el ICA y el predial, recaudos que hasta 2019 venían creciendo a un ritmo superior al nacional. (15% y 18% variación anual).

A pesar de estos buenos resultados, la información disponible en primer semestre de 2020 deja ver un freno en el crecimiento de las regiones PDET. Indicadores como la tasa de supervivencia de empresas, identificada a partir de aquellas que renovaron su matricula mercantil, dejan ver un duro golpe sobre el tejido empresarial, pasando del 58% en 2019 al 28% en 2020, de las creadas en 2014.

En términos de formalidad en la contratación, existe una diferencia de 25,6 puntos porcentuales entre la población vinculada a un trabajo formal en regiones PDET (17,6%) y en todo el territorio nacional (43,2%). Este indicador es tomado por el Observatorio a partir de una proxy determinada por el porcentaje de la población afiliada en el régimen contributivo de salud. Esta diferencia se ha mantenido relativamente estable, en 2014 la diferencia era de 22,5 pues en el nivel nacional se reportaba 42,2% y el número de aportantes en los PDET era de 19,7%.

En materia de acceso y uso del sistema financiero, los municipios más afectados por la violencia y la pobreza dejaban ver una tendencia creciente en materia de apertura y uso de cuentas de ahorro. Desde 2017 el número de cuentas de ahorro en los PDET prácticamente se cuadruplicó y el número de cuentas en uso se multiplicó por 6. Sin embargo, y contrario a lo que ocurrió en el resto del país con respecto a la bancarización, en estos municipios, durante el primer semestre de 2020 se muestra una caída en el uso financiero, pues solo se han abierto un 26% (3.781.922) de cuentas de ahorro del total en 2019 (14.235.505), donde se usan solo el 44%.   En materia de crédito, si bien en los PDET el producto de deuda más destacado es el crédito de consumo, el primer semestre de 2020 dejó ver niveles de colocación similares a las 2017, donde no se registran, por ejemplo, créditos de consumo de bajo monto.

La pandemia ha golpeado con especial contundencia a los municipios PDET en Colombia. Los indicadores sobre el comportamiento del sector privado en estas regiones dejan ver que éste  se venía dinamizando y así mismo venía creciendo. La focalización de esfuerzos hacia estos territorios y el involucramiento de actores con capacidad para movilizar recursos dejaba ver resultados positivos para las empresas locales. Es por esto, que el Observatorio de Inversión Privada también destaca las acciones de otros actores en la potencialización de estos territorios (en la condonación de esa deuda histórica) especialmente por parte de la inversión social privada dispuesta por las empresas con un mayor músculo; los muy oportunos proyectos aprobados a través del mecanismo estatal de Obras por Impuestos; y las más de 200 alianzas con cooperación internacional que han brindado capital financiero y humano a las regiones. Sin embargo, de mantener y fortalecer procesos y herramientas para dinamizar los PDET como mercados y movilizar recursos hacia estas regiones depende que los resultados del primer semestre de 2020 sea solo un bache en el camino de crecimiento que venían recorriendo los municipios del Programa de Desarrollo con Enfoque Territorial.

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2020: un año atípico

Desde la llegada del COVID-19 a Colombia, muchos sectores se han puesto a prueba y algunos han salido adelante en medio del difícil escenario dictado por la pandemia y las medidas para contenerla.

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Desde la llegada del COVID-19 a Colombia, muchos sectores se han puesto a prueba y algunos han salido adelante en medio del difícil escenario dictado por la pandemia y las medidas para contenerla. Tanto para el sector público como para el privado, la situación ha obligado a hacer una nueva lectura del entorno y así, a la fuerza, volver a replantear sus estrategias hacia adelante; muchas de ellas planteando futuros mejores y otros menos optimistas.

En Colombia, el efecto de la pandemia no tardó en reflejarse en los niveles de producción. Para el segundo trimestre de 2020, el crecimiento económico mostró la peor contracción desde el 2013, alcanzando una variación de -15.7%. Esto ha tenido también un efecto significativo indicadores importantes como el de desempleo y la confianza de todos los agentes en la economía. Por un lado, el desempleo alcanzó un 21.4% en mayo, mientras que indicadores como la confianza comercial, industrial y del consumidor llegaron a niveles mínimos de -30.8%, -35.8% y -41.3%, respectivamente, en el mes de abril. Para junio, aunque los resultados de estos tres indicadores continúan en terreno muy negativo, han mostrado síntomas de mejoría.

Más allá de la alarmante cifra, lo que éstas muestran es una gran debilidad en materia de fortalecimiento y seguridad empresarial reflejada sobre todo en los municipios más vulnerables del país. Algunos de los resultados del Observatorio de Inversión Privada, evidencian la brecha en oferta de oportunidades de formalidad laboral que, si bien se han ido reforzando gracias a varias iniciativas estatales, este año es muy posible que las personas que se hallaban en el plano formal se desplacen a realizar actividades menos costosas, las informales y con menores cargas impositivas.

Es importante prestar atención a este fenómeno teniendo en cuenta que Colombia se han dado constantes discusiones por aliviar las cargas tributarias del sector privado. Precisamente, son las cargas tributarias y parafiscales por las que hace empresa termina siendo costos en el País. En Colombia, las empresas no sobreviven más de 5 años, especialmente las micro y pequeñas empresas, que representan más del 90% del tejido empresarial nacional.

Teniendo en cuenta lo anterior, los municipios del Programa de Desarrollo con Enfoque Territorial -PDET- no han sido ajenos a esta coyuntura.  Entre los principales resultados del Observatorio, es posible ver la fragilidad del tejido empresarial en las zonas más afectadas por la violencia y la pobreza. Si bien estos territorios no presentan una afectación significativa en términos de contagios por Covid-19, sí se han visto mayormente afectados por las medidas de confinamiento y situaciones complejas de orden público. Los PDET, nuevamente dejan ver un ambiente particularmente hostil para la creación y para el crecimiento de negocios formales.

En la mayoría de las subregiones PDET, se ha evidenciado el comportamiento sectorial que ha tenido todo el país. Las mayores contracciones en la creación de empresa se dan en el sector comercio y turismo, que ha reducido gravemente su participación dentro del tejido empresarial. No obstante, la coyuntura ha permitido que otros sectores que históricamente han contado con menor participación, encuentren una oportunidad. Este es el caso de los sectores agropecuario, minero y financiero, que si bien no muestran grandes cambios resulta alentador encontrar variaciones positivas en su participación como sector privado en los PDET.

Por otro lado, el retiro de algunas empresas con proyectos de Obras por Impuestos muestra que, quienes desde afuera de estas regiones ha movilizado recursos hacia los PDET aplacen sus decisiones, generando un repliegue en la inversión privada. Esto, aunque momentáneo, puede llegar a tener un impacto importante en el corto y mediano plazo en las regiones, toda vez que podría conllevar a los gobiernos locales a tener nuevas presiones fiscales, y al gobierno nacional a pensar nuevas estrategias de participación público - privada, eficaces y de gran impacto. Estas decisiones aplazadas también son el reflejo de una visión moderada de crecimiento económico en el corto plazo, pues no se espera una recuperación sino hasta dentro de mínimo tres años.

Ahora, Colombia cumplirá 159 días de cuarentena el 31 de agosto, una de las cuarentenas más largas decretadas entre los países afectados, y el impacto de esta medida sobre la economía del país, particularmente sobre el sector privado en los municipios PDET, será difícil de superar. El retroceso en estas regiones deja ver que nuevamente tendrán lugar conversaciones sobre seguridad, orden público e informalidad, fenómenos que paulatinamente se habían venido superando. El reto en las regiones más afectadas por la violencia y la pobreza, nuevamente, recae en la implementación acelerada del Programa de Desarrollo con Enfoque Territorial y en alianzas público-privada, de manera que lleguen recursos los territorios y se vuelvan a tener mejores proyecciones de desarrollo económico, social e institucional en las regiones.

En este atípico 2020 será crucial adquirir el compromiso de juntar esfuerzos entre todos los agentes del país para fomentar una cultura empresarial sana con mecanismos de apoyo que incentiven el consumo y la inversión, y de forma paralela, ir garantizando territorios democráticos, aptos para el desarrollo formal de la economía.

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