Las empresas poseen el potencial de convertirse en agentes activos en la promoción de la paz 

El reciente anuncio sobre el fortalecimiento de la cooperación entre Colombia y la Unión Europea en temas fundamentales como la paz, la migración y el medio ambiente representa un paso significativo hacia la consolidación de un proceso vital para el futuro del país. Este respaldo, con una asignación de 2,5 millones de euros destinados a respaldar los diálogos en el marco de la política de Paz Total, subraya la importancia de forjar alianzas internacionales sólidas para avanzar en la construcción y sostenibilidad de la paz en Colombia. 

La construcción de la paz es un proceso en evolución que demanda un compromiso constante y la participación de diversos actores sociales. Aunque el Acuerdo de Paz con las FARC representó un hito histórico, sus años posteriores también han puesto de relieve la necesidad de acciones continuas para garantizar su efectividad a largo plazo. Esta responsabilidad no recae únicamente en el Estado, sino en toda la sociedad colombiana y en los sectores de desarrollo, incluyendo el empresarial. 

Es crucial reconocer que el sector privado desempeña un papel esencial en el proceso de construcción de la paz, pero para que pueda hacerlo efectivamente, necesita un gobierno que apoye y fomente su participación.  

Más allá de la función tradicional del sector privado en la economía, las empresas poseen el potencial de convertirse en agentes activos en la promoción de la paz y el desarrollo sostenible, como lo destaca la ex ministra de Justicia, Mónica de Greiff. Sin embargo, este papel solo puede ser plenamente realizado si el gobierno crea un entorno propicio que ofrezca incentivos para que el sector privado invierta en proyectos que promuevan la paz y el bienestar social. 

El sector privado debe ser parte de las conversaciones sobre el desarrollo de Colombia. Más allá de ser un vehículo para la prosperidad, el gobierno debe ver en el sector privado una garantía para los acuerdos futuros en pro de una ‘Paz Total’. No solo porque las empresas trascienden los periodos presidenciales, sino porque el empresariado ha demostrado su disposición para involucrarse en la implementación de las iniciativas para la construcción de paz. Un ejemplo es el avance que se ha registrado desde 2018 en la ejecución de recursos por parte de las empresas mediante el mecanismo de Obras por Impuestos, alcanzando una cifra de mas de 2 billones de pesos. Estos fondos se han dirigido hacia la realización de proyectos para mejorar la provisión de bienes y servicios públicos en las áreas más golpeadas por el conflicto. 

La implicación tanto de las grandes empresas como del potencial de crecimiento de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (MiPymes) en las áreas más afectadas por la violencia y la pobreza será crucial para promover la prosperidad donde actualmente impera la carencia. Esto conllevará a la generación de empleo en zonas donde la equidad social es escasa y a la formalización de empresas en lugares donde la informalidad prevalece.

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¿Será el 2024 el año de la implementación del Acuerdo de Paz?