La importancia del sector privado en la superación del conflicto - el caso de Irlanda del Norte

Por: Alison Milton | Primera Embajadora de Irlanda en Colombia.

Durante la mayor parte del siglo pasado, el conflicto entre unionistas y republicanos avivó la violencia en Irlanda del Norte, el cual tuvo inicio en 1921 seguido de la división de la isla de Irlanda. Entre finales de los años sesenta y noventa, más de 3.600 personas perdieron la vida como resultado del conflicto, hasta que se concluyó un acuerdo político que establecía la paz en 1998. El Acuerdo de Belfast - comúnmente conocido como el Acuerdo del Viernes Santo- fue aprobado por voto popular tanto en Irlanda del Norte y en la República, con un voto conjunto del 85%. Aunque los acuerdos fueron indudablemente fruto de décadas de una voluntad política sostenida de todos los interesados, la inversión continua de los sectores público y privado también desempeñó un papel clave para contribuir a las negociaciones de paz y para consolidar la paz en los años posteriores a la firma del acuerdo.

Durante esos años de conflicto, la economía de Irlanda del Norte sufrió inmensamente, con violencia continua e inestabilidad política obstaculizando sus habilidades para competir en un mercado global en crecimiento. Aun peor, la desigualdad económica en términos sectarios sirvió para exacerbar y perpetuar la agitación - la tasa de desempleo de los hombres católicos eran casi del 18% en 1971, que era casi tres veces la tasa protestante equivalente, y las quejas comunes para la comunidad católica incluían una falta de igualdad de oportunidades económicas junto con la discriminación en los sectores de vivienda y representación política. En una visita al Norte de Irlanda en 1981, el Presidente de la Cámara de Representes de Estados Unidos Tip O’Neill, preguntó al político nacionalista John Hume porque había tantos hombres parados alrededor de las esquinas. Cuando Hume respondió que era porque no había trabajo, el Presidente decidió que se debía hacer algo para apoyar el desarrollo económico en las zonas afectadas por el conflicto. Tip O'Neill trabajó de cerca con el Presidente Ronald Reagan para apoyar el establecimiento del Fondo Internacional para Irlanda (IFI). El Fondo fue establecido como una organización internacional independiente por los gobiernos irlandés y británico en 1986, con el objetivo de promover el progreso económico y social en Irlanda del Norte y la región fronteriza e incentivar el contacto, diálogo y reconciliación entre nacionalistas y unionistas en toda Irlanda. Desde su establecimiento, los recursos totales comprometidos por Estados Unidos, la Unión Europea, Irlanda, el Reino Unido, Australia, Nueva Zelanda y Canadá han excedido los mil millones de dólares ($US1bn.)

Aunque en los últimos años el foco del Fondo se ha desplazado hacia el trabajo con organizaciones comunitarias para apoyar las actividades de consolidación de la paz, gran parte de su actividad inicial se centró en proporcionar inversiones para avanzar en el desarrollo económico. Se otorgaron subsidios y préstamos a pequeñas empresas turísticas para estimular el crecimiento en el sector. Se ofreció financiación para construir centros empresariales con unidades ofrecidas en condiciones favorables para nuevas pequeñas empresas. Entre 1986 y el 10 de septiembre de 2004, el Fondo apoyo a un total de 5.236 proyectos individuales en Irlanda del Norte y en los países fronterizos, y fue, sin duda, un jugador importante para impulsar el clima de inversión de la región y reducir los niveles de desempleo en Irlanda e Irlanda del Norte a través de la creación potencial de 55.000 empleos. Al ayudar a establecer, empoderar y motivar a las empresas locales de ambos lados de la división sectaria, el Fondo fue visto como un agente honesto y mejoró con éxito las perspectivas económicas de las personas en igualdad de condiciones, algo que fue crucial en una región donde la desigualdad económica había sido un problema grave durante casi un siglo.

El Fondo fue una prueba de que la inversión económica sostenida podría dar frutos en términos de consolidación de paz, y también destacó la importancia de la cooperación internacional y la inversión extranjera directa para impulsar la economía de Irlanda del Norte durante y después de los años de conflicto. Estados Unidos - uno de los principales impulsores de la Inversión Extranjera Directa en la República de Irlanda – celebró una importante conferencia de inversión estadounidense en Irlanda del Norte en 1995, y nuevamente en el 2007, con miras a maximizar los beneficios económicos de la paz. Se estima que durante el período 1994-2000, las empresas estadounidenses invirtieron alrededor de $1,5 mil millones en la región, lo que representa aproximadamente el 10% de todos los empleos en el país. Aprovechando un clima de inversión más seguro, compañías internacionales como Citigroup, Fujitsu y Seagate, lanzaron centros de desarrollo de tecnología y software en Irlanda del Norte a principios del siglo XXI; Invest Northern Ireland, la agencia gubernamental que promueve la inversión interna fue un factor clave para atraer a estos gigantes hacia el norte, proporcionando paquetes de incentivos a aquellas compañías que decidieron establecer operaciones allí. Y a medida que la economía pasó de la industria a un enfoque en tecnología y servicios, las industrias del turismo y la construcción también prosperaron, un giro positivo de acontecimientos para una región que había luchado con la desindustrialización anteriormente durante muchas décadas.
El programa de la Unión Europea para apoyar el proceso de paz en Irlanda del Norte, también proporcionó un estímulo clave para la economía, así como la promoción de actividades intercomunitarias y transfronterizas que facilitarían aún más la reconciliación. Los tres programas de paz de la Unión Europea han proporcionado más de 1.500 millones de euros a Irlanda del Norte desde 1994, y han apoyado en particular a las pequeñas y medianas empresas, la industria agrícola, proyectos de infraestructura, creación de empleo e iniciativas de capacitación. Al apoyar a las empresas comunitarias, revitalizaron las economías locales y nuevamente impulsaron la creación de empleo en toda la región.

Derry cityscape.jpg

Aunque quedan desafíos considerables - no menos importante, reducir la dependencia de Irlanda del Norte en el sector público, sobrellevando el Brexit y lidiando con la crisis COVID-19 - Irlanda del Norte ha, sin duda alguna, tenido grandes avances económicos desde la firma del Acuerdo de Belfast; a principios del 2020, la tasa de desempleo registrada en Irlanda del Norte fue la más baja de la historia, un 2,3%, muy por debajo de las tasas del Reino Unido e Irlanda. Además, Irlanda del Norte ha progresado enormemente en términos de igualdad en los sitios de trabajo y oportunidades económicas desde que se concluyeron los acuerdos - un logro crucial para una región donde la desigualdad económica fue un importante impulsor del conflicto sectario. Mientras que, a principios de la década de 1990, la brecha en las tasas de actividad económica entre católicos y protestantes fue del 10%, en el 2017 las tasas de empleo para ambas comunidades se nivelaron por primera vez en muchas décadas. Sin el compromiso de las empresas privadas, tanto pequeñas como grandes, en las operaciones en Irlanda del Norte, estos importantes avances no podrían haber tenido lugar, y las causas económicas del conflicto no podrían haber sido abordadas de manera tan eficiente.

El ejemplo de Irlanda del Norte muestra que si bien las empresas privadas por sí solas no pueden construir la paz - el compromiso político y el apoyo de la comunidad internacional también son clave - indudablemente pueden complementar y mejorar los elementos políticos del proceso de paz, y son cruciales para garantizar el crecimiento económico y la estabilidad después de la firma de los acuerdos de paz. En Colombia, donde gran parte del conflicto tuvo su origen en problemas relacionados con la desigualdad económica y la falta de oportunidades, el papel que puede desempeñar la empresa privada en la consolidación de la paz es claro, y es quizás incluso mayor que lo que hemos presenciado en el proceso de paz de Irlanda del Norte.


La Embajada de Irlanda tiene una red de negocios irlandés-colombiano; los interesados en unirse a esta red los pueden contactar por medio de la página web:
www.dfa.ie/colombia

Anterior
Anterior

Las Cámaras de Comercio y PDETs: Aliados Estratégicos