La paz siempre está en la ecuación 

Este año reflexionamos sobre los seis años de la firma del Acuerdo de Paz suscrito por el Estado colombiano y la antigua guerrilla de las FARC en noviembre de 2016. Han sido seis años de aprendizajes, retos y oportunidades que son necesarios en el contexto actual de la política estatal de Paz Total.  

El Observatorio de Inversión Privada surge en 2017 como una iniciativa para monitorear la inversión privada en las regiones más afectadas por la violencia y la pobreza, bajo la premisa de que la presencia responsable del sector privado en las regiones promueve la demanda de bienes y servicios y genera condiciones para el cierre de brechas en los territorios. 

Los datos del Observatorio dan cuenta de los beneficios de la paz. Con excepción de la coyuntura de pandemia, el número de empresas nuevas, de inversión social privada, de recaudo impositivo por concepto de ICA y predial, por citar unos ejemplos, mantienen una tendencia positiva y creciente en las regiones PDET. Y cuando vamos a los territorios, en las validaciones con los empresarios recibimos siempre el mensaje urgente de llevar esta información a nuevas audiencias.  

Es necesario hacer pedagogía de la paz, y esto incluye los beneficios y la contribución de las empresas a la transformación de las realidades y dinámicas de los territorios. Justamente, este punto (un acuerdo de pedagogía y comunicaciones hacia una cultura de paz) hace parte de los acuerdos o temas sin los cuales es imposible desarrollar con claridad y firmeza el proceso de paz con el ELN.  

Los beneficios de la paz deberían hacer parte del ADN de otros proyectos institucionales, como la recientemente socializada Política de Reindustrialización. Este documento establece como “apuestas estratégicas” la transición energética, la agro industrialización y la soberanía alimentaria, la reindustrialización en el sector salud y de defensa, y un enfoque prioritario en los territorios y su tejido empresarial. 

Durante el último año, desde el Observatorio hemos promovido numerosas recomendaciones al gobierno nacional que vemos reflejadas en esta política como, por ejemplo, implementar mecanismos para facilitar las compras públicas con empresas radicadas en los PDET, fortalecer las capacidades logísticas y de abastecimiento, diseñar nuevas formas de crédito, revisar la estrategia de seguridad en las regiones priorizando los ecosistemas productivos, y mantener la priorización de los PDET para acciones diferenciadas de construcción de condiciones habilitantes para hacer negocios.   

Así, el Ministro de Comercio comentaba en la socialización que con esta política se buscaba integrar a las micro y pequeñas empresas y a la economía popular en el sistema de compras públicas, el fortalecimiento de la producción nacional y la participación activa de los territorios, el mejoramiento de las minicadenas rurales para responder a los propósitos de la soberanía alimentaria, y el establecimiento de esquemas de financiamiento para el emprendimiento y de programas de inclusión financiera para la economía popular. 

Las grandes apuestas por la paz del gobierno requieren una importante inversión. Pero no se trata de un esfuerzo exclusivo del sector público. Como lo indica el BID1, aunque un mayor y más eficiente gasto público es deseable, éste no puede por sí solo cerrar las brechas de inversión.  

Esperamos que los beneficios de la paz, que desde el Observatorio hemos documentado, sigan siendo insumos para el desarrollo de iniciativas que promuevan el bienestar de las comunidades. Cada año, nuestros datos nos llevarán a actualizar nuestros análisis y recomendaciones, pero con seguridad, mantendremos nuestra consigna de que activar económicamente a los territorios más afectados por la violencia y la pobreza en Colombia es un dividendo por la paz. 

 

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