Diálogos Regionales Vinculantes: Un llamado a construir sobre lo construido

Por: Sharith Tovar | Coordinadora de Proyectos del Observatorio de Inversión Privada

A los diálogos regionales vinculantes convocados por el gobierno nacional para la construcción del Plan Nacional de Desarrollo en todo el país, llegan las comunidades con la ilusión de ser escuchadas.

Confluyen muchas emociones, es un espacio donde se mueven fibras y sentimientos, donde todos los colombianos están invitados a participar en un diálogo diverso, amplio y multicolor por los territorios. Los representantes del gobierno nacional indican que son bienvenidas las propuestas sobre el país de los habitantes de todos los municipios, sin distinción de raza, edad, género y clase social, con el objetivo de inspirar las bases de las políticas públicas del nuevo gobierno.

El Observatorio de Inversión Privada tuvo la oportunidad de participar en siete de estos encuentros alrededor del país, y coincidimos en la importancia de la iniciativa, pero también tenemos algunos reparos.

Los diálogos regionales tienen algunos aspectos positivos como, por ejemplo, la participación masiva de las comunidades y de todo tipo de organizaciones sociales, lo cual les transmite la seguridad de ser atendidos y escuchados, y de paso, conservar la esperanza de que su situación cambie.

Sin embargo, desde la objetividad, debe precisarse la otra cara de la moneda de los diálogos regionales.

He visto con preocupación la falta de metodologías y de coordinación logística en los diálogos en los que participamos como equipo. La manera de recolección de información se hizo a través del diligenciamiento de un formulario que se obtiene a través de un código QR, que reviste las virtudes de un mecanismo innovador para la recolección de información, pero desconoce que se dirige a una población que no siempre cuenta con dispositivos electrónicos, o teléfonos inteligentes, o sencillamente, que no necesariamente está escolarizada.

Lo ideal en estos casos hubiera sido que un facilitador diligenciara las recomendaciones y preocupaciones del auditorio dispuesto en cada una de las mesas de diálogo; sin embargo, el trabajo de los lideres en varias de estas mesas consistía en explicar la dinámica de participación, los temas a abordar y la forma de llenar la información en el código QR. Es preocupante que los insumos de estas conversaciones puedan no haberse consignado apropiadamente, y que la esperanza de los participantes de que sus aportes queden consignados en el documento final del Plan, no se materialice.

Asociado a lo anterior, ante la falta de seguridad sobre la efectiva recepción de los aportes de los participantes en estos diálogos, no es claro cómo se procesarán los pareceres y recomendaciones formuladas. Hubo posiciones muy diversas, propuestas de tipo gremialista y de grupos de interés muy particulares, que difícilmente podrán ser conciliables o llevarse a cabo. Y ante esta realidad, no hubo mención alrededor de las capacidades limitadas o prioridades, no se informó claramente que el gobierno nacional no puede llevar a cabo todas las propuestas, por más ajustes tributarios que se realicen, evitando comunicar a la gente que se dará respuesta en la medida de las posibilidades y urgencias. Y, entonces, vale preguntarse, ¿cómo hará el gobierno nacional para unificar esta diversidad?, ¿cómo conciliará los anhelos de cambio con las posibilidades reales de transformación?.

Adicionalmente, pude percibir que en las mesas no había gente especializada sobre los temas abordados. Considero que en los procesos de escucha y diálogo con las comunidades, actores sociales y ciudadanos, hay que saber que son una parte de la fórmula para la construcción del Plan Nacional de Desarrollo, pero la segunda es la visión técnica, que a veces minimiza la primera, por lo que debió buscarse un punto medio. Por ejemplo, se pudo haber puesto a los técnicos y expertos en el tema de cada mesa en comunicación previa y constante con las comunidades, para que las soluciones fueran las más apropiadas.  

Por último, me alarma la marginal importancia que el gobierno nacional le dio a los empresarios en estos diálogos regionales vinculantes. En todos los diálogos en los que participé, la mesa de los empresarios no existía y se tuvo que crear de manera muy improvisada. Los empresarios participantes coincidían en encontrarse desorientados y buscando una mesa que se acercara a sus propósitos. Es medular involucrar al sector privado en la planeación que se está realizando, pues es un agente del cambio y la transformación de los territorios que trae crecimiento y desarrollo, además de poder ser un gestor y promotor de paz en los territorios más afectados por la violencia y la pobreza.

La masiva participación en estos encuentros es algo muy positivo para el gobierno y para el país, y de hecho, por el sentir de la gente, es claro que muchas comunidades estaban esperando estos escenarios de interlocución con el gobierno nacional. Por ello, creo que pudieron hacerse mejores esfuerzos para organizar, coordinar y manejar estos encuentros en todo el país.  

El gobierno del presidente Petro nos ha dicho que su propósito es escuchar a la gente y mediante esto quiere formular su ruta de trabajo, ahora bien, le hago un llamado para que construya sobre lo construido y no desoiga el aporte que puede hacer a la paz, superación de brecha de pobreza y al desarrollo, la empresa privada.  

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