Dinamizar la participación del sector empresarial en la construcción de paz en territorios PDET

Todos tenemos un papel en la construcción de paz, en la recuperación de condiciones dignas de vida y la generación de desarrollo en las regiones más afectadas por el conflicto en Colombia. Esto involucra no solamente a individuos sino también a los sectores de la sociedad. Por su actividad y presencia en las regiones, uno de los prioritarios es el sector empresarial, que juega un papel importante en el desarrollo económico territorial y para el cual, participar en la construcción de paz no solo es una responsabilidad ética y moral, sino es también una oportunidad de negocio[1].

Desde la Fundación Ideas para la Paz, con el apoyo de la Embajada de Suecia, hemos venido desarrollando un trabajo con empresarios de tres subregiones PDET: Alto Patía - Norte del Cauca, Montes de María y Sierra Nevada – Perijá, el cual nos ha permitido entablar una relación cercana con aproximadamente 120 representantes del sector empresarial de diversos tamaños y sectores (incluidos líderes gremiales). Recogemos aquí tres grandes reflexiones que han surgido de esta experiencia y que podrán servir para desarrollar estrategias cada vez más efectivas de articulación empresarial con las iniciativas de desarrollo territorial y construcción de paz a nivel regional.

Lo primero es que una buena estrategia debe partir de reconocer la diversidad empresarial. El sector empresarial en Colombia se caracteriza por su heterogeneidad, tanto en el tamaño de las empresas como en los sectores a los que estas pertenecen. Según Confecámaras[2], el 98% de las empresas en Colombia en 2019 eran micro y pequeñas empresas. En cuanto a sectores, los que prevalecen en el país son el comercio; las actividades profesionales, científicas y técnicas y las industrias manufactureras[3]. Lo anterior sin contar la informalidad empresarial, que para 2018 representaba el 50% de las firmas, el 37% de los trabajadores y el 33% de la producción nacional[4]. Si bien los mecanismos más relevantes de participación empresarial en materia de paz están formulados para grandes empresas, al ser un sector tan diverso se hace necesario pensar en estrategias cada vez más amplias y salidas de lo tradicional.

Lo segundo, y quizás más obvio, es que serán más sostenibles aquellas estrategias en donde todos se beneficien.  En la medida en que las empresas pueden contribuir a la construcción de paz desde el core de su negocio y no solamente desde los aportes voluntarios o donaciones, se podrán garantizar apuestas a mayor escala, impacto y durabilidad. Se trata de buscar una fórmula gana-gana, para que desde la actividad propia del negocio se genere valor para el entorno. Ejemplos puntuales que hemos identificado en las regiones en las que trabajamos, son el fortalecimiento de mercados locales o la generación de alternativas para el desarrollo económico en regiones altamente afectadas por el conflicto a través de la inclusión de bienes y servicios locales y de economías campesinas en sus cadenas de valor, manteniendo una política de pagos justos. También facilitar el acceso de este tipo de productos a nuevos mercados e impulsar agendas de competitividad e innovación en estos entornos, agendas que en últimas los beneficia a todos.

En estas regiones las estrategias más efectivas de aporte y vinculación empresarial serán a través de los mecanismos que han diseñado los PDET. Si bien el proceso de construcción de los Planes no contó con una estrategia enfocada en este sector, aún existen posibilidades de vincularse activamente en los procesos de formulación de hojas de ruta y en los ejercicios de priorización de proyectos dentro de los PATR. Por esta vía será posible identificar proyectos concretos, con alta participación comunitaria y con procesos claros de priorización y viabilización, que resulten en alternativas beneficiosas para todos los sectores.

En tercer lugar, las empresas tienen mucho que aportar además de las inversiones monetarias. En particular en materia de reconstrucción del tejido social y generación de confianza, las empresas cada vez tienen un rol más activo. La confianza es un componente crucial del (re)establecimiento de relaciones cordiales y colaborativas en la fase de transición hacia el postconflicto. Por eso promover la confianza de los ciudadanos en las instituciones públicas, con las mismas empresas y entre individuos, es una contribución que se traduce en mejores relaciones para todos, menores conflictividades y mayor lugar para una actividad económica próspera y sostenible.


[1] Guía práctica ¿Cómo construir paz desde las empresas? (s.f.). Fundación Ideas para la Paz.

[2] Demografía de Empresas [Base de datos]. (2019). Confecámaras.

[3] 2019: ¿Cuántas empresas hay en Colombia? (27 de marzo de 2019). Economía Aplicada. Recuperado de: http://www.economiaaplicada.co/index.php/10-noticias/1493-2019-cuantas-empresas-hay-en-colombia

[4] Fernández, C. (2018). Informalidad empresarial en Colombia. Fedesarrollo. Tomado de: https://www.repository.fedesarrollo.org.co/bitstream/handle/11445/3698/WP_2018_No_76.pdf?sequence=1&isAllowed=y#:~:text=De%20acuerdo%20con%20los%20estimativos,el%2033%25%20de%20la%20producci%C3%B3n.&text=Existe%20tambi%C3%A9n%20un%20grupo%20de,operan%20en%20el%20sector%20informal

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