De la crisis a la oportunidad

Imprescindibles para el sector empresarial en tiempos del Paro Nacional

Por: Harold Martinez y Miguel Suárez*


Se cumple un mes del Paro Nacional, un paro que ha movilizado la ciudadanía diariamente prácticamente en todo el territorio nacional. En medio del momento más crítico de la pandemia, con las mayores cifras de contagios, de muertes y de saturación del sistema de salud colombiano, las movilizaciones sociales, protestas y bloqueos no ceden, lo cual es una muestra clara de la magnitud del malestar ciudadano y la profundidad de las conflictividades a las que nos enfrentamos como nación en la actualidad.

Una vez firmado el Acuerdo de Paz entre el Estado colombiano y las FARC – EP era previsible una escalada de la conflictividad social, quitar el velo del conflicto armado en Colombia nos permitiría encontrarnos de frente con conflictos pendientes de resolver que se escondían tras los estruendos de la guerra. Pero al mismo tiempo, permitiría direccionar esfuerzos colectivos en lograr una transformación territorial que abriría la puerta a un goce más efectivo de derechos por los ciudadanos, al mismo tiempo de generar una apertura en la democracia y en la participación ciudadana para dar mejor trámite a las conflictividades sociales. Sin embargo, el rumbo político del país marcó distancia de esta necesaria agenda de transformaciones y la pandemia global profundizó la crisis económica generando un caldo de cultivo para la conflictividad social.

 A lo largo de este mes han sido múltiples las reacciones y los llamados, palabras como autoridad, abusos, diálogo, negociación, liderazgo, crisis, compromiso, implementación, bloqueos, daños, resuenan en la opinión pública una y otra vez. Sin embargo, prevalece un gran cuestionamiento para el sector empresarial colombiano y es: ¿esto qué tiene que ver conmigo?  Y ¿hasta qué punto el sector empresarial puede aportar a una solución sostenible de la crisis?

 Por un lado es innegable que el Paro Nacional ha tenido grandes afectaciones al proceso de reactivación económica, de acuerdo con la Encuesta de las Cámaras de Comercio sobre el efecto en las empresas de la coyuntura social y orden público, realizada por Confecámaras, un 22,2% de los encuestados suspendió su operación por motivos derivados del Paro Nacional, además del impacto que esta situación puede generar sobre el empleo a nivel nacional, puesto que el 90,4% de los empresarios manifiesta que entre 1 y 5 puestos de trabajo generados actualmente están en riesgo por los efectos del Paro[1].

 Afectaciones diarias de 484.000 millones de pesos de acuerdo al Ministerio de Hacienda, aumento en costos de operación en microempresas de un 25% a un 30% según Acopi, 300 municipios que no han podido despachar alimentos a diferentes regiones del país por cuenta de los bloqueos según la Sociedad de Agricultores de Colombia. Esto sin adentrarnos en la casuística de las afectaciones particulares que hemos visto en medios de comunicación derivado de excesos y vías de hecho por parte de los manifestantes, reacciones desproporcionadas por parte de la fuerza pública y enfrentamientos, saqueos, destrucción de establecimientos comerciales y afectación en el transporte de materias primas, entre otros. Y como siempre, los más afectados son los micro, pequeños y medianos empresarios.

 Las reacciones del sector empresarial han sido diversas. Por un lado se identifica unanimidad en la condena a hechos de violencia y uso de vías de hecho, pero, por otro,  otro  existe cierta ambigüedad en darle legitimidad a algunas de las demandas de los manifestantes. Algunos de los comunicados que resaltan son el del Consejo Gremial Nacional, que agrupa los gremios más importantes del sector empresarial y productivo en Colombia, que marca su posición frente al Paro Nacional a manera de denuncia ante organismos internacionales de los excesos por parte de manifestantes y las consecuencias asociadas a la actividad empresarial, desabastecimiento, saturación del sistema hospitalario, entre otros.  Y cierran manifestando el “apoyo al presidente de la República, a la Policía Nacional y a las Fuerzas Militares para que garanticen la protección de los derechos de todos los colombianos, retornando la tranquilidad en todo el territorio nacional”[2]. Por otro lado Probogotá en declaración pública del 27 de Mayo establece una posición alrededor de la necesidad de dar trámite a normas tributarias para el financiamiento del gasto público en el acceso a bienes y servicios por parte de las personas más necesitados y de generar empleo con énfasis en mujeres y jóvenes, así mismo se evidenció la disposición de las empresas asociadas a hacer mayores contribuciones en este sentido. En esta línea Proantioquia se ha pronunciando en línea de reconocer el derecho a la protesta, hacer llamados constante a la instauración de mesas de diálogo regionales, y el rechazo absoluto a la violencia por parte de manifestantes y la necesidad de una fuerza pública cuidado que proteja la vida y los derechos humanos de los ciudadanos.

 En materia de confianza hacia el sector empresarial, el  Invamer poll del mes de mayo muestra que en medio de una crisis de favorabilidad casi en toda la institucionalidad nacional se dá un repunte en la imagen favorable de la clase empresarial colombiana, que pasa de un 48% a un 62%[3].  Esta situación abre una oportunidad para que el sector empresarial colombiano en su repunte de confianza pueda responder más activa y decididamente a la crisis de liderazgo actual conectando con la ciudadanía, ayudando a aterrizar el descontento y la movilización ciudadana en agendas concretas, y aportando al establecimiento de mecanismos de diálogo efectivo, representativo e incidente de manera que se puedan dar primeros pasos en la solución de la crisis.

 Antes de la actual crisis, análisis de la FIP, basados en mediciones propias y de otras organizaciones, habían determinado que en materia de confianza hacia el sector empresarial existe algo que puede ser definido como una paradoja en tanto si bien la imagen positiva de los empresarios fluctúa (sobre todo desde noviembre de 2019 hacía acá) sí existe una alta confianza en que este sector puede liderar las conversaciones más urgentes para el país. Muestra de esto se encuentra en el Barometro Edelman 2021 que establece que en Colombia el 68% de los encuestados creía que los CEO deberían intervenir cuando el gobierno no soluciona los problemas sociales, mientras que el 67% considera que los CEO deberían tomar la iniciativa y no esperar a que el gobierno les imponga los cambios. A todo esto, se suma que el 93% espera que los CEO se pronuncien públicamente sobre desafíos como el impacto de la pandemia (66%), asuntos sociales (54%) o asuntos con la comunidad (51%).

 No sin antes reconocer las responsabilidades propias del Estado en la agudización o resolución de la crisis actual, nos permitimos plantear algunos elementos que desde el liderazgo empresarial pueden aportar alternativas para resolver la crisis actual y generar mejores condiciones para un desarrollo sostenible y la transformación territorial  prometida en el Acuerdo Final.

  1. La empatía: Reconocer los argumentos detrás del malestar ciudadano, así mismo comprender la emocionalidad en las partes involucradas en el Paro. Resulta fundamental en primer lugar abrirse a la posibilidad de escuchar, acercarse a las diferentes posiciones y afectaciones frente a la crisis actual y permitirse descubrir los por qué, desde la razón y la emoción, de las diferentes posiciones involucradas en la crisis. Como ya se ha dicho en muchos espacios y hoy es casi un consenso nacional, el fondo de todo lo que ocurre viene de condiciones muy precarias, pobreza y problemas estructurales de educación y falta de oportunidades.

    Una de las brechas más recurrentes identificadas en los análisis de la FIP tiene que ver justamente con que, en algunos de los casos, el sector empresarial no es percibido como parte del territorio dando paso a relacionamientos basados en prejuicios, estereotipos y dinámicas “ellos y nosotros”. Por el contrario en aquellos espacios donde se construye un propósito y meta comunes, donde todos trabajan para superar los mismos problemas, se logra dar un paso fundamental para la sostenibilidad del negocio a mediano y largo plazo.

  2. Comunicación y articulación: crear canales de comunicación claros y un flujo de información constante entre las operaciones empresariales y las comunidades es un paso fundamental para construir mejores relaciones. De acuerdo a nuestras propias mediciones en 33 municipios, la principal causa en la percepción de desconfianza hacía el sector empresarial está justamente asociada a la sensación de poca transparencia e información incompleta en lo que las empresas comunican.

    Es imperativo que el sector entienda que informar y comunicar no son necesariamente lo mismo. Se informa sobre actividades e iniciativas y resultados (informes de sostenibilidad, por ejemplo) pero cuesta mucho comunicar pedagógicamente la visión que tiene el sector sobre su entorno. La comunicación es intercambio  y más qué piezas, necesita mensajes.

    Esto también aplica para las innumerables contribuciones del sector empresarial al país. Solo para poner un ejemplo, entre abril y septiembre de 2020, desde la FIP realizamos un seguimiento a cerca de 1.500 acciones de respuesta empresarial ante la crisis del covid-19 y, sólo en términos económicos, podría decirse que esta es una de las contribuciones más significativas en términos de recursos en tanto podría estar al nivel, o incluso superar, a las experiencias de reconstrucción del eje cafetero y de la ciudad de Mocoa.

    Por otra parte, si bien se observa en comunicaciones gremiales recientes cierta intención de unificar un mensaje, es claro que tanto las crisis como algunos aspectos del relacionamiento deberían velar también por acciones coordinadas entre el sector, particularmente las empresas que operan en el mismo territorio. Momentos como el actual requieren de niveles de coordinación e incluso vocería para generar diálogos organizados, representativos e incluyentes.

    Hay otro nivel de articulación en la que hemos insistido y tiene que ver con crear sinergias de valor público entre los procesos, planes y políticas territoriales y los esfuerzos, intereses y programas del sector empresarial en los territorios. Este tipo de acción colectiva y de armonización de agendas es decisivo en los procesos de inclusión y transformación del territorio. Un ejemplo claro de esto se encuentra en instrumentos como el PDET que justamente, en su espíritu de creación, convocaba a todas las fuerzas del territorio a sumarse en una sola visión y un solo plan de acción.

  3. Las dos dimensiones del diálogo: Es evidente que una de las salidas a la crisis inmediata está en el diálogo con método, propósito y reglas claras. Sin embargo, ni todo puede ser diálogo, ni toda conversación es un diálogo. Se debe ser cuidadosos de abrir muchos frentes y espacios que además no tengan mínimos de articulación. Hablamos de dos dimensiones del diálogo. El diálogo como mecanismo de negociación para asumir las crisis (como en esta coyuntura) y el diálogo como método de relacionamiento en los territorios.

    En ambos canales la participación del sector empresarial es importante. En el primer caso para que exponga sus preocupaciones y demandas frente a los efectos de la coyuntura, se involucre en las conversaciones con sectores sociales sobre sus posturas y participe de los acuerdos a los que se lleguen. En el segundo caso, el sector empresarial puede fortalecer sus esfuerzos mejorando no solo sus canales de relacionamiento, sino como mecanismo de prevención y gestión efectiva de los conflictos. Es a través de un diálogo constante y fluido que se construyen objetivos comunes, y de esta manera empresa, estado y comunidades puedan articular esfuerzos para el desarrollo sostenible de los territorios

  4. Permitirse redefinir los grandes objetivos: No hay lugar a un desarrollo económico sostenible en un entorno inestable. Es momento para que la clase empresarial colombiana se aproxime a nuevas definiciones del éxito y de sus objetivos. No es posible que los resultados del sector empresarial se midan exclusivamente por la rentabilidad o prosperidad económica. Este tipo de procesos debe incluir reflexiones en múltiples dimensiones que incluyan e aspectos sociales y medioambientales y que, de ser necesario, cuestionen y creen nuevas visiones sobre el rol del sector en materia de generación y distribución del ingreso, así como en procesos de inclusión socioeconómica de poblaciones excluidas con altos niveles de vulnerabilidad. A nivel internacional y en Colombia cada vez más, existen movimientos y tendencias que buscan trascender el único propósito de acumulación de capital del sector empresarial para llevarlo a un nivel en el que sus operaciones generen valor compartido. Claro ejemplo de esto se encuentra en movimientos como el capitalismo consciente o las empresas B.

    Redefinir esos grandes objetivos también implica asumir posiciones críticas y estar dispuestos a cuestionar el status quo. Como mencionamos anteriormente, actualmente el sector empresarial colombiano muestra un repunte en su favorabilidad. Esta favorabilidad y su liderazgo natural le brinda una capacidad de incidencia especial, es momento de capitalizar esta potencialidad para asumir posiciones críticas, salirse un poco de la comodidad del respaldo sin condiciones a las instituciones y promover mayor rendición de cuentas del gobierno y de la misma ciudadanía cuando la situación lo amerite.

    El momento de crisis plantea la oportunidad para hacer las cosas de una forma distinta, la incertidumbre actual abre la posibilidad de encontrar nuevas soluciones a viejos problemas. La coyuntura es propicia para forjar nuevos roles desde el sector empresarial. Involucrarse de manera activa en procesos de transformación de relaciones con las comunidades e institucionalidad presente en sus zonas de operación,  profundizar su entendimiento e involucramiento en asuntos públicos como  rendición de cuentas, veedurías sobre el desempeño de las autoridades locales, mayor interlocución con las organizaciones de la sociedad civil, son algunas de los caminos que el sector puede emprender en el propósito común que  nos debe convocar como sociedad, la creación de oportunidades y mejora en las condiciones de vida en todo el territorio.


*Investigadores Fundación Ideas para la Paz

[1]  Encuesta de las Cámaras de Comercio sobre el efecto en las empresas de la coyuntura social y orden público. https://www.portafolio.co/negocios/empresas/paro-nacional-en-colombia-afectaciones-a-empresas-por-bloqueos-y-protestas-2021-552266

[2] Posición del sector empresarial frente a la situación de Colombia en atención al Paro Nacional y los bloqueos que se han presentado en distintas zonas del país https://img.lalr.co/cms/2021/05/21100959/200502021-Carta-Consejo-Gremial-Nacional-Organismos-Internacionales.pdf

[3] https://www.elespectador.com/politica/desaprobacion-del-presidente-ivan-duque-llega-al-76-invamer-poll/

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