67 años volando por Colombia

En 1955, con tres helicópteros Bell 47 nació en Colombia Helicol, cuyos primeros vuelos tuvieron lugar desde Barranquilla hacia municipios de Sucre y Bolívar para apoyar el desarrollo de la industria petrolera. En el marco de la celebración de sus 67 años, el Observatorio de Inversión Privada conversó con Juan David Restrepo, presidente de Helicol, sobre cómo la operación de la compañía ha hecho posible el desarrollo en las regiones.

Helicol es la primera empresa operadora de helicópteros o aeronaves de ala rotatoria en el país y sur y centro América. Para Colombia, en estos 67 años de operaciones ininterrumpidas, la compañía ha ofrecido alternativas para llevar progreso a zonas de difícil acceso. En un país en el que no se conocían los helicópteros y el desarrollo en infraestructura era precario, la exploración petrolera y posteriores obras para la explotación de hidrocarburos promovieron soluciones como las que ofrecía la naciente Helicol.

Hoy en día, la posibilidad de llevar pasajeros y carga a lugares donde no existe infraestructura aeroportuaria, ha permitido a Helicol fortalecer la conectividad de regiones que de otra manera no tendrían facilidades para la conectividad. “En las regiones de Colombia hay una gran riqueza que difícilmente pueden aprovecharse si las opciones de acceso son limitadas” señaló Restrepo.

Hay regiones en las que, habiendo una infraestructura aeroportuaria muy básica, permiten la entrada y salida de aeronaves pequeñas, y es la puerta de entrada para el desarrollo. La oferta de aviones de Helicol ha permitido, por ejemplo, que donde hay actividad turística, ganadera, maderera, sin mencionar la minera y petrolera, se conecten con el centro en vuelos de entre 30 y 45 minutos trayectos que por tierra pueden tomar hasta 18 horas. En términos de negocio, la diferencia en tiempo hace la diferencia.

Imagen cortesia de Helicol

En esta línea, las distancias en Colombia no son tan amplias como en otros países, operando desde su base en Bogotá, Helicol tiene la capacidad de llegar a cualquier rincón del país, no en vano Restrepo señala que desde el surgimiento de la compañía operan en áreas remotas, donde “llega el sol y los helicópteros”. Aunque la distancia no es un problema, las condiciones de operación son más complejas, en el caso de los PDET, porque hay regiones como Chocó y Caquetá con altos niveles de lluvia, o en la región de la Sierra Nevada, donde en un tramo muy corto se puede pasar del nivel del mar a 10.000 pies de altura. Así mismo, muchas de estas zonas no tienen zonas para el aterrizaje más que una cancha de futbol.

Sobre la llegada del transporte aéreo a los PDET, Restrepo destacó que el desarrollo de las regiones está atada a sus posibilidades para conectarse. Aquellas regiones donde es más limitado el acceso al transporte aéreo tienden a que se desarrollen sectores informales y, peor aún, actividades ilegales. Es por esto que, en la medida en que se facilite la conectividad, la llegada de las instituciones favorece el progreso de los empresarios. Los PDET son regiones con una “diversidad fabulosa y en las que se pueden desarrollar todo tipo de actividades empresariales” señaló Restrepo. Precisamente, como en el caso de los PDET, hay regiones donde hay un potencial para el desarrollo económico, sobre todo en términos de turismo de naturaleza, donde la posibilidad de llevar turismo de alto valor en transporte a zonas recónditas ha permitido una diversificación de la línea de negocio de transporte de pasajeros tanto en aviones y helicópteros de Helicol. 

Los helicópteros y aviones de Helicol hacen parte de la historia no solo de la aviación de América Latina, sino del desarrollo de las regiones más apartadas del país. No hay un municipio que esté muy lejos para que, mediante la posibilidad de conectar las regiones más recónditas e inhóspitas. ”Nos apasiona volar, de manera segura a donde nadie más visualiza que podríamos llegar”, concluyó Restrepo.

Imagen cortesía de Helicol

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