Construyendo paz desde la vereda “Las Mercedes”
Mi nombre es Jairo Nabal Quiñones Muñoz, soy de Tumaco-Nariño y hago parte del Concejo Comunitario “Unión del Río Chagüi” de la vereda Las Mercedes.
Desde mies estudios de primaria, donde pude asistir a un internado agrícola, nació mi interés por la agricultura y la ganadería. Aunque mis padres realizaban este oficio, y aun hoy yo lo realizo con orgullo y respeto, en mi casa se hablaba de la agricultura y la ganadería de una forma muy rudimentaria. Mi madre, sin ir al monte, desde casa dirigía todo.
Hoy me pregunto, ¿cómo lo hacía?.
Cuando mi padre murió yo tenía 10 años de edad. Mi madre, de la mano de mis hermanos, asume la responsabilidad de la finca. Al cumplir los 18 años todos en mi familia nos independizamos. Yo decidí comprar unos cuantos animalitos y, junto con los de mi mamá, empezamos la lucha con las cercas y los mal llamados potreros (rastrojos).
Recuerdo muchas cosas de esos años.
Por ejemplo, que en esa época partíamos las guaduas en dos tapas para realizar cercas, pero se deterioraban muy rápidos y los animales se pasaban a tierras ajenas… y si la guadua estaba muy lejos o escasa, realizábamos las cercas con palo redondo. Solo hacia los años noventa empezamos a conseguir alambre de púa y a seleccionar árboles que nacieran con mayor facilidad como el “matarratón”, la “nacedera”, el “zapotolongo”, y uno que otro poste de madera dura como el guayacán.
Y también recuerdo que, con un poco de temor, decidí continuar trabajando con el ganado, pero se empezaron a morir los animales por múltiples enfermedades. Hoy sé que, aunque desde el internado tengo total interés por la ganadería, la manera de llevar a cabo las labores en la casa y en la escuela es muy diferente. Además, no hay suficiente y apropiada capacitación y formación.
He tocado puertas por un lado y por otro, pero conseguir apoyo para la agricultura y la ganadería en esta región es muy difícil. Es importante, por eso, tener aliados: entendí que solo no podría hacer nada. Tenía tierra, voluntad, deseo y capricho, pero me faltaba un pequeño empujón.
Ese empujón me llegó en el año 2013, cuando un amigo me comentó sobre una convocatoria que estaba abierta en el SENA, en la dependencia del Fondo Emprender.
Al llegar a esta la oficina del SENA me brindaron toda la información correspondiente, y mi esposa y yo aplicamos a una propuesta. Junto con mi hijo, y gracias al apoyo de un tutor de su universidad, pudimos avanzar en el proceso. Cuando llegamos a la última fase de esta propuesta, donde se tenía que sustentar nuestro proyecto, recordé que, hablando con mi hijo días atrás, nos preguntamos ¿por qué invertíamos en un territorio que es considerado “zona roja”?
En esa ocasión, y lo mencioné en la sustentación, respondí con total convicción “porque en estos territorios debemos invertir para darle confianza a la gente”.
Creo que esta inspiración me movió a presentarse al SENA, y además, a sacar adelante nuestra iniciativa. Nuestro proyecto nos permitió especializarnos en vender leche en pequeñas cantidades y animales en pie, para cría, y mi familia pudo dar un gran salto, al igual que nuestro territorio, porque nuestra empresa pasó a ser un referente en el Concejo Comunitario “Unión del Río Chagüi”.
Por las características del proyecto, y los compromisos que adquirimos, tuvimos un acompañamiento permanente. Pero me preocupa, sin embargo, el problema de los micro y pequeños empresarios, en especial los de la zona rural, que no pueden tener este acompañamiento y orientación.
Sin esta guía es muy difícil incursionar en tecnología, por ejemplo, para los temas de inseminación y transferencia de embriones, lo cual nos impide ser competitivos.
Mi finca se llama “LA MUÑOZ DE FELICITO”, en honor a mis padres. Mi mamá era conocida como “la Muñoz” y mi papá como “Felicito”. Espero que mi experiencia inspire a otros emprendedores y empresarios, aquí o en otras regiones, para luchar por sus sueños. Yo sueño a diario con tener una empresa autosuficiente, con variedad de productos y al servicio de la comunidad, siendo éste un municipio netamente rural. Estoy convencido de que deberíamos ser potencia, produciendo y exportando, pero necesitamos mayor atención y apoyo.